

Aunque la verdad es que a mi nunca me llamaron demasiado la atención. Era malísimo jugando al Pac-Man, al Space Invaders, al Frogger, y más tarde ni el Street Fighter, ni el Donkey Kong y ni si quiera el Tetris se me daban bien. Pero me encantaba mirar la pantalla mientras mis hermanos y amigos jugaban y pasaban pantallas y más pantallas, y conseguían más y más puntos, y se peleaban por jugar una partida más. A mi, como siempre, lo que me gustaba ver los dibujitos y descubrir ese nuevo mundo de muñequitos que se movían dentro de una pantalla.

Después de esta pequeña confesión que quizás sirva para aclarar algunas ideas sobre mi obra, sigo con el proceso de Invasores del Espacio. Evidentemente, y como siempre me ocurre, también han surgido nuevos personajes a introducir. En este caso es una pareja de amantes, o un hombre cortejando a una dama (la imagen original es una ilustración del XIX) que parece más pendiente de su reloj que del cortejo (aunque lo del reloj sea un poco anacrónico para esa escena).
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